15 noviembre 2007

EL JUEGO DE LA VIDA...

EL JUEGO DE LA VIDA...

El juego de la vida consiste en ingresar al cuarto de la vida con los ojos vendados y muy olvidados de lo que somos y de donde venimos.

Al cuarto del juego de la vida entramos por la puerta del nacimiento y dentro del cuarto jugamos un cierto tiempo que no sabemos cuanto es. En este tiempo debemos recoger ciertos trofeos que vinimos a buscar.

El juego termina cuando nos topamos con la puerta de la muerte por la cual salimos del cuarto regresando donde estábamos antes de entrar.

Cuando entramos al cuarto del juego de la vida lo hacemos gateando pues tenemos miedo e inseguridad, estamos privados de la vista y no recordamos que no tenemos nada que temer, ni siquiera sabemos a que estamos jugando.

Andando a tientas por el cuarto, tropezamos con muchas cosas que no sabemos bien si son buenas o malas, si debemos recoge rlas o descartarlas, si son premios o castigos.

Algunas cosas nos lastiman, otras nos reconfortan, otras nos engañan, otras nos ayudan, pero todas están allí por alguna razón. Por eso debemos aguzar nuestros sentidos e intuición, debemos aprender a conocer lo que realmente nos conviene y lo que no, tocando, oliendo, saboreando, primero con cuidado y luego con mas confianza.

A veces encontraremos cosas que al principio parecen desagradables y ásperas pero luego al reconocerlas mejor puede que encontremos su lado bueno y sean en realidad trofeos que podemos llevar con nosotros. Pero debemos elegir los objetos con sumo cuidado, pues pueden engañarnos, solo lo que realmente valga debemos cargar y lo que no tenga real valor debemos descartarlo.

No debemos engañarnos con suaves texturas y dulzones olores, aguzando nuestros sentidos e intuición descubriremos que realmente hay en el interior de cada objeto, discernir su esencia nos permitirá saber con seguridad si debemos alejarlo o guardarlo muy dentro nuestro.

Cada cosa que encontremos en nuestro deambular por el cuarto de la vida esta allí con un propósito, para enseñarnos algo, para hacernos mejorar, solo debemos descubrir su secreto.

A menudo, dentro del cuarto nos toparemos con otros participantes mas o menos desorientados como nosotros, a los que podemos ayudar en sus elecciones y compartir lo que hemos aprendido, ya que este es un juego personal y no hay ninguna competencia entre participantes.

También podemos dejarnos ayudar por ellos, ambas actitudes serán también buenos trofeos que podremos llevarnos.

También debemos estar atentos a los susurros que nos llegan desde el exterior, pues el cuarto del juego de la vida esta rodado de cuartos de mucha luz, donde otros participantes que ya han jugado varias veces descansan o comentan con alegría sus puntuaciones y logros, o programan tal vez su próximo juego, y a veces gritan tanto que podemos llegar a oír algo de lo que dicen y eso también puede ayudarnos.

A veces algo de luz puede filtrarse por la venda que cubre nuestros ojos, dada la mucha luminosidad que nos rodea y no percibimos mientras estamos cegados en la vida, aprovechemos estos destellos para vislumbrar algo del camino y mejorar nuestras elecciones.

A veces entran al cuarto algunos guías, experimentados participantes que tienen muy claro en que consiste el juego, que han jugado muchas veces y batido records de trofeos.
Ellos entran al cuarto no para jugar sino para ayudar a los participantes, para orientarnos en alguna elección difícil, para que nos acerquemos al trofeo que mas nos hace falta, o para consolarnos si talvez nos hemos golpeado por estar ciegos y equivocar el camino.

Estos guías a veces nos aconsejan susurrándonos al oído, a veces toman nuestras manos y nos apuntan hacia donde debemos ir si nos encuentran muy desorientados, pero siempre dejan que caminemos solos, ya que el juego de la vida es muy personal y solo de nosotros, de nuestro compromiso y dedicación dependerá su resultado final.

El juego de la vida termina cuando finalmente nos topamos con la puerta de salida, y la atravesamos llevándonos los trofeos recogidos. Los otros participantes que nos esperan al otro lado nos sacan la venda, y recuperamos la vista y la memoria cuando la luz de afuera del cuarto inunda nuestros ojos.

Ya podemos festejar nuestros logros con una buena fiesta. Nuestros amigos nos felicitan por haber jugado una vez mas y juntos hacemos un recuento de lo que hemos recolectado y aprendido, y planeamos talvez intentar nuevamente.

Hay muchos cuartos de juego de la vida, con distintos grados de dificultad y variadas colecciones de trofeos, cada uno adecuado para que los participantes elijan de acuerdo a su destreza, experiencia y logros específicos que deseen alcanzar.

A pesar de ser muchos, los cuartos de juego de la vida ocupan solo una pequeña ala dentro del magnífico palacio que es la casa de Dios, pleno de grandes y luminosos salones profusamente decorados donde los participantes podemos festejar nuestros logros, cómodas y acogedoras habitaciones donde podemos descansar, extensos y exuberantes jardines por donde podemos pasear y otras innumerables maravillas que hemos olvidado mientras estamos en pleno juego de la vida.

Juguemos pues el juego de la vida con compromiso y dedicación, recogiendo los magníficos trofeos que se nos ofrecen, como son el amor incondicional y universal, la compasión, la piedad, la generosidad, la paciencia, la bondad, la humildad y otras tantas virtudes.

Descartemos de nuestra elección todo lo que nos hará perder en el juego, como son el odio, la maldad, la intolerancia, la envidia, el egoísmo y muchas otras actitudes que debemos definitivamente descartar.

Ayudemos y dejémonos ayudar por nuestros semejantes, escuchemos a nuestros guías y las voces que nos llegan desde afuera y susurran en nuestra alma.

Y cuando encontremos puertas, atravesémoslas con confianza, no hay nada que temer, siempre estaremos nada mas y nada menos que en la casa de Dios.
Dios esta entre nosotros

Autor: Jorge Alberto Dini

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