08 septiembre 2007

"SOLEDAD" Y "COMPANIA"...

“SOLEDAD” Y “COMPANIA”...

Podrían ser la misma cosa. Equivocadamente se utiliza esta última palabra para referirse al hecho de estar a cierta distancia de alguien, pero siempre estaré a cierta distancia de alguien. Lejos o cerca, es relativo.

Compañía no es estar lo suficientemente cerca de una persona como para poder interactuar, ya que también puedo comunicarme con quien se encuentra a muchos kilómetros de mí.

El poder ver, oír o sentir a otra persona tampoco son características indispensables de la compañía, ya que ésta puede existir aun en la oscuridad, el silencio y la distancia.

Siempre tendré la misma cantidad de soledad y de compañía, percibir una cosa u otra, depende de mí.

No debo establecer diferencias entre la soledad y la compañía, ambas son lo mismo percibido de manera diferente.

Nunca estoy solo, ya que siempre estoy con gente a mi alrededor, a unos pocos metros de distancia o a miles de kilómetros, en el mismo salón o en el mismo planeta.

Pero al mismo tiempo siempre estoy solo, porque nunca ninguna persona llega a fusionarse con mi ser.

Estoy con todos y al mismo tiempo no estoy con nadie, ya que soy parte del “todo”, pero por más que interactúe con alguien e influyamos uno sobre el otro, siempre seremos seres individuales, en ningún momento uno se adherirá al otro.

Cuando me aflija por la soledad en la cual me encuentro, pensaré que siempre cuento con la presencia de mí mismo. Debo valorar mi propia compañía antes de recibir la de otros, para así no perderme por encontrar a alguien.

Caminaré conmigo a través de mi soledad que en realidad es compañía, y cuando me encuentre acompañado recordaré que siempre estoy solo.

No volveré a confundir compañía con cercanía y mucho menos con felicidad, porque cometería el gran error de ver la soledad como sinónima de tristeza.

Dejaré de considerar la compañía y la soledad como un objetivo o algo a evitar, sino como momentos que la vida me ofrece; con la misma disposición que acepte uno, aceptaré el otro. De esa manera, nadie me engañará brindándome falsa compañía.

Hay momentos para estar a solo, y momentos para estar acompañado, nada más, y ninguna situación es mejor que la otra.

“Nadie vino para quedarse eternamente... quien llega, en algún momento tendrá que partir”

Autor: Mario Alonso Madrigal

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