08 septiembre 2007

APEGO Y ADIOS...

APEGO Y ADIOS...

Discúlpame por no haberte dejado marchar tranquila, pero los espléndidos días vividos contigo me hicieron olvidar que no eres mía y que no soy responsabilidad tuya.

Discúlpame por haberte molestado diciéndote...
...que vengas a donde no quieres venir
...que te acerques cuando ya no quieres acercarte
...que vuelvas precisamente cuando ya no quieres volver

Lo que pasó fue que junto a ti me sentí como nunca antes y eso me hizo olvidar...
...que no naciste pegada a mí, ni yo a ti, ...que aunque te pudiera amar como nadie lo hará, nunca llegaré a fusionarme contigo en un solo ser, tú seguirás siendo tú y yo seguiré siendo yo.

Olvidé que soy un ser individual.
Olvidé que a como llegaste, te podías ir.
Olvidé que no eres estática
Olvidé que existes para ti, antes que para mí.

¿Cómo fui a olvidar lo obvio?
¿Cómo pude creer que lo nuestro obligatoriamente debía durar una eternidad?

Fuiste para mí lo increíble, la belleza, el arte, el deseo, la pasión pura, lo impensable, la luz, el agua y el calor...

Asumir que jamás te irías fue tan cómodo, fue el paraíso por unos instantes, fue armonía total en un escalón de mi existencia.

Y eso me impidió entender...
...que no necesito la permanencia de una persona en mi vida para ser feliz.
...que la soledad no siempre es mala.
...que siempre estoy solo, aunque esté con alguien.

Porque la soledad siempre anda a mi lado, al lado tuyo, al lado de cualquiera, acompañándonos y esperándonos

Instantes vividos a tu lado, llenos de magia y grandiosidad, me hicieron olvidar...
...que el mundo cambia y que tú puedes cambiar. ...que estar acompañado no significa adherirse a esa persona, ni tampoco pertenecerse el uno al otro, no significa perder mi “yo”.

Momentos divinos, cargados de magníficos sentimientos me hicieron pretender inmovilizar el tiempo, para hacer de esas horas una eternidad. Fue un fantástico y peligroso viaje subjetivo el fantasear y sin darme cuenta, sumergirme en el universo Tú. Como deseé que la realidad quedara estática, que el lindo obsequio de tu presencia se extendiera en el resto del tiempo

Tanto placer fue peligroso para mí, me hizo olvidar...
...que eres un ser individual.
...que no nacimos pegados.
...que al conocerte no venías con una garantía para mí.

Por eso, ahora te dejo partir tranquilamente (aunque ya te fuiste hace tiempo). Te dejaré de insistir, de suplicar, de buscar, de esperar... te dejo la libertad a la cual tienes derecho. Dentro de mí haré una despedida interior y partiré, con unas cuantas lágrimas pero libre y feliz.

Ya recordé que recibir algo hoy, no asegura el poseerlo mañana.
Ya recordé que si estar acompañado implica seguridad de tener a esa persona conmigo infinitamente, entonces siempre estoy solo, porque la única compañía que tendré durante cada segundo de mi vida será la de mí mismo.

También recordé que así es como debo viajar por la existencia, disfrutando de la compañía y el amor que me den, pero sin pretender apropiarme de ello.

Sensaciones hermosas producidas por el brillo de tu sonrisa y la delicadeza de tu piel me hicieron olvidar la realidad... ¡Pero ya la recordé!... ¡Y la volví a aceptar! ¡Que alegría!, ¿verdad?

Al admirar este movimiento continuo, bello y misterioso, de la existencia, de la vida, de mí y de ti, derramo una lágrima, me escalofrío y pregunto ¿qué sentido tienen todas las cosas?..
No lo sé... ojalá algún día lo pueda saber.

Pero sí estoy seguro de algo... te llevaste algo de mí y yo algo de ti.
Chao, quizás algún día, en este mundo o en otro, nos volvamos a ver.

Pero si no es así, no me preocupa, porque ahora sí puedo aceptarlo.
Ahora sí te puedo decir... Adiós.

Autor: Mario Alonso Madrigal

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